miércoles, 31 de julio de 2013

Neuromarketing y las portadas de los libros

No cabe ninguna duda, sobre todo cuando el autor es desconocido, que gran parte de la responsabilidad de la venta de un libro la tiene su portada. Esta es la que debe captar nuestra atención, para invitarnos a leer el resumen de la contraportada e incluso a hojearlo.

El título también influye, pero suele llamar mucho más la atención el diseño que el propio título. Usando eye-tracking y EEG como herramientas principales, podemos sacar conclusiones interesantes aplicables, no solo al mundo editorial, sino a las portadas de trabajos o informes que queramos entregar a clientes. Comparto algunas interesantes en este post, extraídas de un estudio mucho más amplio. No me detengo en describir cómo, de qué herramienta, combinación de ellas, metodología, sino en las conclusiones en sí.

Lógicamente si se trata de un autor conocido el nombre de este destacará en la portada, incluso más que el título. Pues es el nombre del autor el que vende ejemplares. Lo que ocurre es que de todo el catálogo de libros de una editorial, solo unos pocos gozan de ese prestigio. Para el resto, hay que usar otro tipo de estrategias de diseño.

Existe, entre creativos y diseñadores, la creencia que usando colores fuertes, incluso estridentes, se puede llamar muy bien la atención sobre los libros. Esto es cierto, pero solo a medias. Los estudios que hemos realizado demuestran que estos colores llaman la atención, pero causan en el potencial lector una impresión negativa. Creando en estos una predisposición que en nada favorece la venta.

Así pues, un libro con colores amarillos o verdes estridentes, llamarán la atención en la estantería, pero no de la forma más adecuada para que aquellos que miran el libro se conviertan en lectores. Si por la temática del libro, el amarillo debe formar parte de esta, mejor como secundario que como principal.

Esta predisposición negativa hacia los colores de las portadas, se mantiene incluso cuando el potencial lector se ha convertido en cliente. Es decir, una vez adquirido el libro y comenzado su lectura, el color de la portada evoca en la mayoría de ellos, esa misma sensación negativa que cuando estaba en la estantería. Hay quien incluso sostiene que el color de la portada influye en el abandono de la lectura. Aunque esto es muy complicado de demostrar. Además, el contenido del libro debe ser el que se encargue de enganchar al lector una vez adquirido el ejemplar.

En cuanto a la ilustración de portada, cuando esta causa intriga en el lector, el "efecto vendedor" de esta, es mucho mayor. Aquellas portadas en las que la ilustración insinúa algo sobre el contenido, sin terminar de decirlo totalmente, son mucho más efectivas. Será por eso que a mi me encanta, conforme voy avanzando en la lectura de un libro, descubrir el por qué de lo que hay en portada. La ilustración debe estar relacionada con el contenido del libro y no con el título. El contenido, evidentemente, es mucho más amplio que el título.

Estas son unas pequeñísimas pinceladas de un estudio mucho más amplio. Donde se ve, incluso, qué tamaños de tipografía son los más idóneos. Pues aquí, no es cierto eso de que cuanto más grande más visible. Agradezco al grupo editorial que ha encargado el estudio, haberme permitido compartir en el blog los detalles que he descrito.

¿Seguimos hablando en Twitter? @joseruizpardo

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