miércoles, 28 de agosto de 2013

Neuromarketing y los carteles indicadores

Como bien es sabido, todas las superficies de compra tipo supermercado deben tener secciones con productos relacionados en cada una. Esto ayuda a que el cliente encuentre los artículos o pueda deducir en qué parte de la tienda se encuentra el que busca. Otra cosa es que se juegue con la ubicación de los artículos dentro de las secciones (o con la de las propias secciones) para que el cliente no mecanice su compra.

Prácticamente todas, usan carteles con el nombre de cada una de las zonas en las que se divide la sala de ventas. Lo que ocurre es que la mayoría de las ocasiones, estos se encuentran colocados en sitios donde el cliente no los ve, con lo cual no cumplen muy bien su cometido.

En una fachada colocar un rótulo en alto, por encima de la entrada, hace que sea más visto. Lo cual no quiere decir que si en el interior colocamos los carteles indicadores del techo, estos sean más vistos. Solo hay que hacer una prueba, preguntar a cualquiera de la familia cuántos recuerdan los carteles que hay en cualquier supermercado de cualquier mediana o gran superficie de alimentación. Seguramente muchos ni siquiera saben que están. Sin embargo ahí cuelgan todos, del techo, en un lugar donde nadie los mira. ¿De qué sirve un cartel que no es visto?

Estos carteles, son especialmente necesarios en tiendas de conveniencia. Son las de las gasolineras o las tipo "Opencor" en España. Es estas, con buen criterio, se presta muchísima atención a la ubicación de los artículos. El cliente viene, muchas veces, a por un producto concreto, pero nos interesa que salga por la puerta con una compra mayor a la premeditada.

En estas superficies, es muy habitual el perfil de cliente que entra buscando algo concreto y necesita rápidamente saber donde está. Cuanto antes desaparezca la sensación de estar perdido sin encontrar lo que busca, antes empezará a fijarse en todo eso que hemos colocado estratégicamente. Cuando el cliente hace una visión panorámica de la tienda para ver dónde puede encontrar lo que busca no mira los carteles del techo. La máxima altura que alcanza su mirada es un poco más arriba de sus ojos. Es ahí, donde deberían estar los indicadores, como indican los estudios con eye tracking hechos al respecto.

El suelo es también un buen lugar. Cuando el cliente comienza a andar perdido por los pasillos, es curioso, pero en lugar de subir la mirada para obtener más perspectiva, la baja. Como cuando en un bosque, abrumados por la altura de los árboles, andamos mirando al suelo para no tropezar y caernos.

Que el mejor lugar para el rótulo de nuestro establecimiento sea uno alto, a ser posible sobre la puerta de entrada, no implica que cuando estamos en el interior nos comportemos igual. Cambiamos nuestro comportamiento según en qué entorno nos encontremos. Principio que es válido, también, para las superficies donde hacemos algo tan natural como es comprar.

¿Seguimos hablando en twitter? @joseruizpardo

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