miércoles, 25 de diciembre de 2013

Neuromarketing y la Navidad: ¿Compramos más por lo que sentimos esos días?

Navidad, época entrañable donde afloran nuestros mejores deseos hacia los demás, para algunos (lástima que no sea Navidad todo el año). Para unos los días más consumistas y para otros, la única forma de salvar un año justo de ventas.

Lo cierto es que en estos días regalamos porque toca hacerlo, nos encantan los hábitos y las costumbres y esta es una muy arraigada. Con la ventaja, para los que se dedican al mundo de la publicidad, de que en esta etapa final del año es más fácil hacer sentir, puesto que los sentimientos están a flor de piel.

Esta peculiaridad, presente en otras épocas, pero especialmente en navidad, llamaba la atención a un grupo de neurocientíficos de California que decidieron estudiar si realmente esta "emocionalidad típica navideña" ayudaba a la venta.

Para ello trabajaron con varios grupos de voluntarios a lo largo de todo un año en el que, además de hábitos de sus hábitos de compra, estudiaron su "reacción" mediante fMRI a diferentes anuncios que asociaban la marca con determinadas emociones en diferentes etapas del año.

Observaron que los que aludían a solidaridad, estar en familia o la amistad, conectaban mucho mejor con el espectador en épocas navideñas. Posteriormente, se realizaba una prueba para estudiar cómo estas marcas permanecían en el recuerdo de esos espectadores, observando que pese a que el anuncio llegaba mejor en este tiempo, la memorabilidad de la marca anunciada era similar a la de otras épocas del año.

Quiere decir que en este tiempo "más emocional" es más fácil conectar emocionalmente con los clientes, pero igual de difícil que el cliente nos recuerde que en otras épocas del año. El aumento del consumo en estos días se debe a que tenemos la costumbre de hacerlo, no a la forma en la que llegan a nosotros los impactos publicitarios.

Así pues, afirmaciones del tipo: "la Navidad es entrañable porque a los grandes almacenes le viene bien que así sea", aludiendo a que, independientemente del origen de esta, los intereses comerciales son los que la han mantenido, no sabemos si serán ciertas o no, pero sí podríamos decir que los sentimientos propios de la Navidad no son los que le ayudan a vender, sino nuestra tradición y costumbre de consumir más en estos días.

Dicho sea de paso, aunque fuese así, aunque realmente esa "emocionalidad solidaria navideña" fuese una estrategia para vender más, no está sentirla aunque solo sea una vez al año a ver si se alguno de estos se nos pega para el resto de los días. ¡Feliz Navidad!

miércoles, 11 de diciembre de 2013

¿Por qué son importantes las experiencias para las marcas?

Se dice que en el siglo XXI las marcas deben hacer vivir experiencias a sus clientes. Pero qué es una experiencia y por qué las marcas deben usarlas.

Hace algún tiempo escribía sobre por qué las marcas deben emocionar. La razón no es otra que las emociones son las que realmente dirigen nuestras vidas. Una marca necesita comunicar, conectar con sus clientes. La mejor forma de hacerlo es "hablando su mismo lenguaje", el de las emociones.

Pero hacer vivir experiencias al cliente es algo más que hablarle, que decirle cosas al cliente. Tú puedes contar cosas a alguien y este creerte o no. Lo que no olvidas es lo que una persona, en un momento concreto o en general, te hace sentir. Del mismo modo, una marca puede decir cosas y sus clientes (reales o potenciales) creerlos o no. Pero no olvidarán aquello que esta les hace sentir y si es nada, será una más, pasará desapercibida en el universo de las marcas. Hacer vivir al cliente una experiencia es hacerle sentir, lograr que viva y experimente a través de las acciones que diseñamos en una fase previa a ese momento (experiencia corporativa).

Nuestro cerebro no ve, sino que interpreta la realidad. O sea, no es lo que objetivamente pasa, sino lo que este cree que está pasando. "Dentro de nuestro cerebro" tenemos nuestras propias teorías sobre cómo funciona todo lo que nos rodea. Teorías, interpretaciones, que vamos almacenando y clasificando y que no tienen por qué coincidir con lo que ocurre realmente. Cuando algo no cuadra con ellas, buscamos el motivo y las modificamos o creamos nuevas. Y si cuadra seguimos pensando que son así, como creíamos.

Para hacer estas clasificaciones no conscientes usamos información que proviene de los cinco sentidos, además de la que ya hay en nuestro cerebro. Gran parte de esta información también es "capturada" de forma no consciente.

Las experiencias "envían" información a través de los cinco sentidos. O sea, estamos comunicando con el cliente, de forma coherente con la marca, usando el mismo medio y forma que este utiliza para recabarla.

Además, tenemos atención selectiva. Esto es, que prestamos atención a lo que queremos. A lo que en cada momento y a cada individuo le motiva. Por eso, el diseño de experiencias no consiste en colocar olores, colores o sonidos. Sino en hacerlo basándonos en un conocimiento profundo del perfil de cliente al que nos dirigimos y con un fin concreto. Este no es otro que lograr "hacer sentir" a los clientes. Esta es la diferencia entre usar sonidos, olores o colores y crear una experiencia.

Crear experiencias es una forma de hacer marketing basada en cómo el ser humano interpreta la realidad. Crear experiencias no es la moda del marketing de estos tiempos, sino una forma mejor de hacerlo basada en cómo sabemos que nos relacionamos con el mundo que nos rodea, puesto que las marcas son parte de él.

¿Seguimos hablando en Twitter? @joseruizpardo