miércoles, 29 de agosto de 2012

El poder de lo simple

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Nuestro cerebro es el órgano de nuestro cuerpo que más oxígeno consume. Más del 20% de lo que respiramos se usa para alimentarle.

En la Revolución Tecnológica en la que vivimos, entendemos muy bien la importancia del ahorro de energía. ¡Qué mal cuando la batería de nuestro smartphone no dura la jornada completa! ¿verdad?. Cuando esto ocurre, la mejor solución es ver cuáles son las aplicaciones que más consumen, para luego plantearnos si es necesario que estén funcionando durante todo el día. Si no lo son, las desactivamos y así conseguimos reducir el consumo.

Algo similar ocurre con nuestro cerebro. Al ser el órgano que más energía requiere, tiene un permanente "modo ahorro de energía". Al tener una actividad muy compleja, necesita "mucha batería", pero también intenta ahorrar todo lo que puede.

Nuestro cuerpo obtiene energía a través de varios procesos que se realizan en nuestras células, para los cuales se necesita oxígeno. Por eso, el cerebro, es "un gran consumidor de oxígeno". Si no tuviésemos ese "modo ahorro", necesitaríamos muchísimo más para alimentarle. Por lo que tendríamos que reducir el resto de funciones, o aumentar la cantidad que se obtiene a través del aparato respiratorio.

Por eso lo sencillo, lo simple, lo fácil de entender, o sea, lo que necesita poco oxígeno para ser procesado, nos gusta y nos atrae tanto. Si dos aparatos realizan la misma función, pero uno es mucho más fácil de usar, nos gusta más este. Aunque el otro sea más completo, la sencillez atrae porque ahorra energía de nuestro cuerpo.

Y la atracción por lo simple se aplica a todo. No solo a que el uso sea más fácil, también nos gusta más un aspecto sencillo, pues lo entendemos con menos esfuerzo y, por tanto, menos necesidad energética.
Los buenos profesores son aquellos que son capaces de hacer simples los conceptos complejos, o sea, los que facilitan que entendamos la idea con menor consumo.

El éxito de Apple, se deben a que pone en manos de los usuarios complejas herramientas con múltiples funciones, pero un manejo extremadamente simple.

Las mejores campañas publicitarias, las que hacen llegar el mensaje de forma más directa sin tener que pensar demasiado.

Al contrario, cuando vemos conceptos y procesos que nos parecen complejos, huímos de ellos. Por eso es importante que los productos, además de ser sencillos, lo parezcan. Nuestro cerebro hace un primer análisis rápido "a simple vista". Tras él, "decidirá" que lo desea si es simple y, por el contrario, lo va a rechazar si parece complicado. Aprender algo que, a priori, parece difícil supone, antes de nada, librar una batalla con nosotros mismos, contra nuestro propio cerebro.

Las ideas, los productos, la comunicación, todo tiene que ser sencillo y, además, tiene que parecer que lo es para, así, poder aprovechar nuestra predisposición mental a lo que ahorra energía.

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