miércoles, 17 de abril de 2019

Neuromarketing y el aspecto de las tartas


Que comemos por los ojos es algo que sabemos y que no necesita ningún estudio de ningún tipo. Cuando hace un tiempo comentábamos la aparición de herramientas como la electrogastrografía para este fin, nos estábamos refiriendo, precisamente, a una forma de medir la reacción que en nosotros provoca el hecho de mirar un alimento.

O sea, tenemos claro que el sentido de la vista juega un papel importante en la degustación de alimentos, especialmente en la generación de la expectativa de sabor, por eso mostramos preferencias por determinadas formas, colores e intensidad de mismos en frutas y verduras. Porque tratamos de anticipar su calidad sabor por estos parámetros visuales. La pregunta es.. cuánto. Es decir, en qué porcentaje influye el aspecto visual de un producto gastronómico.

A los de marketing nos encanta medir las cosas (o debería encantarnos) y tomar decisiones respecto a esas medidas. Si la anticipación del sabor a través del aspecto solo mejorase en un uno por ciento la expectativa, a lo mejor no merecería la pena preocuparse por ella. Sin embargo, si influyera en un noventa y nueve por ciento, entonces sería la máxima prioridad para alguien que directa o indirectamente vende productos gastronómicos.

Se puede intuir que el porcentaje debe ser importante, sí, pero importante cuánto es. ¿un 10%, un 20%, un 50%? Esa es la pregunta que ha movido a un grupo de investigadores de la Universidad de California y para ello han ideado un ingenioso estudio.

Como muestra han escogido a noventa estudiantes de dicha Institución y como producto han escogido en esta primera oleada tartas y pasteles. Para ello, un grupo de pasteleros ha elaborado dos versiones de cada uno de los cinco tipos de dulces diferentes. Uno con aspecto muy cuidado y elaborado y otro con el aspecto completamente descuidado, pero cada tipo se elabora con la misma masa, ingredientes, receta de tal forma que el sabor es el mismo, solo cambia su aspecto visual.

Para medir han utilizado cascos NIRS, pulsómetros, eye tracking y electrogastrografía. De este modo tendrían una medida de la mirada, de la activación emocional y de los movimientos del estómago previos a la ingestión. Con todos estos parámetros han elaborado índice y han comparado este índice en los grupos en los que han dividido la muestra y a los que les han dado a probar los dulces elaborados expresamente para esta ocasión. Con idea de que no pudiesen identificar las recetas con dulces que ya conociesen, pidieron a los pasteleros que la forma y aspecto de los mismos fuese completamente diferente a como éstos se comercializaban.

Resultado, los dulces con aspecto más cuidado y elaborado mejoran el índice en un 86,3% respecto a los de aspecto más descuidado. Si alguien dudaba de que comemos aquello que nos “entra por los ojos”, aquí tiene la prueba.

miércoles, 3 de abril de 2019

Neuromarketing y las miradas a las bolsas de la compra


El uso de plataformas como las que comentábamos hace algunas semanas, permiten de una forma sencilla hacer estudios no solo en espacios cerrados sino también en exteriores. Así, uno puede hace un trabajo en dos (o en más) oleadas una con eye-tracking, face conding y análisis de la conducta a través del reconocimiento de imágenes y luego otra (u otras) con una muestra a la que, además, le añadimos cascos NIRS o cualquier otra herramienta.

Como es lógico, nuestro comportamiento no es el mismo en la calle que en el interior de una tienda, pero tampoco lo es igual en una calle comercial que una que no lo es y esas diferencias en nuestra conducta también son importantes cara a atraer clientes tanto desde tiendas que están en calles comerciales (Centros comerciales abiertos) como las que no lo están.

Recientemente se ha hecho un estudio de este tipo en dieciséis calles comerciales de toda España, casi todas con características similares, peatonales, en centros de ciudades importantes y, por supuesto, con tiendas a pie de calle, claro.

Al margen del resto de conclusiones que han sido muchas e interesantes, llama poderosamente la atención una sobre todas las demás por su curiosidad. Y es que este tipo de herramientas también sirve para medir conductas que muchos se imaginan, pero pocos miden.

En las dieciséis calles, en un porcentaje mayor las mujeres que los hombres, pero sin ser el de los hombres despreciable, más del setenta por ciento de las personas que se cruzan andando con otras miran las bolsas de la compra que llevan los demás peatones, acompañando un recorrido con la mirada del resto del cuerpo del transeúnte en un porcentaje también significativo de los casos.

Cuando no hablamos de peatones, sino de personas que están sentadas en las terrazas de los locales de hostelería de esas mismas calles, el porcentaje se eleva casi al diez por ciento más respecto a los transeúntes.

Como he comentado en más de una ocasión, hemos convertido a las marcas en elementos de socialización y el hecho de llevar una bolsa de cualquiera de ellas en la mano, nos sirve para extraer información sobre quien la lleva. Información que seguramente en muchos casos sea equivocada, pero que no se nos olvide que nunca hemos sido eficaces, sino eficientes, por lo que nos vale si en un porcentaje de alto de ellas acertamos, pues habremos encontrado en la mayoría de las ocasiones la información que buscamos empleando pocos recursos para ello.