Comprar online es cada vez una práctica más habitual. Sobre todo en estos tiempos, puesto que asociamos la venta en Internet al ahorro. Aunque esto no siempre sea así.
Uno de los factores clave en la venta es la confianza que el cliente tiene en la tienda en cuestión. Este principio no se aplica solo a las tiendas online, sino a todas. Pero en Internet, el grado de incertidumbre es mayor.
Claro, si un cliente compra en Zara, Desigual o Amazon, lo hace sin ningún grado de incertidumbre. Pero cuando un pequeño emprendedor trata de abrirse camino con una tienda online, hay factores que disparan la desconfianza del cliente. Y hablo de "desconfianza" y no de confianza, puesto que en un reciente estudio de neuromarketing se han estudiado qué factores "disparan" lo que podríamos llamar para entendernos "grado de incertidumbre".
Me centraré en un factor que concierne al diseño de la propia página. Otros relacionados con el producto o la entrega son más que conocidos y no debieran necesitar ser recordados.
Es curioso como el tamaño y el tipo de tipografías influye en la confianza de los clientes. Nos hemos acostumbrado a ver, tanto en el teléfono como en el ordenador, a un tamaño de letra y un estilo. Tanto si usamos Windows, como MacOS, o Android o iOS si se trata de smartphones, estamos acostumbrados a ver un estilo y tamaño de letras. Hablo en condiciones normales sin opciones especiales de accesibilidad activas.
Pues bien, conforme aumentamos el tamaño de las tipografías igualmente aumenta la desconfianza de los potenciales clientes hacia el sitio web. El usar un tamaño cercano al doble o más del que estamos acostumbrados a ver en nuestro sistema operativo, hace que el cliente se sienta "fuera de su entorno habitual". Cosa que contribuye a desconfiar en el sitio.
Lo mismo ocurre con el estilo de las tipografías. Hay diseñadores que para llamar la atención usan habitualmente en el contenido de la web tipografías muy diferentes a las que habitualmente usan los sistemas operativos. Así, hay muchas webs de venta de productos infantiles que usan en títulos y descripción de los productos tipografías manuscritas. A esta práctica le ocurre igual que al tamaño de la fuente. Es muy diferente a la que habitualmente vemos y hace que el cliente se sienta incómodo lo que contribuye a aumentar el grado de incertidumbre sobre el sitio web. Una cosa es usar puntualmente una tipografía diferente para resaltar algo y otra usarla habitualmente.
Otra prueba más de que las percepciones tienen una porción bastante grande en la tarta de la compra. No basta con ser el mejor, también hay que parecerlo. No basta con hacerlo bien, sino que además tiene que parecer que así lo hacemos antes siquiera de que el cliente nos conozca.
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