Desde hace algún tiempo existe una tendencia, o al menos
un interés creciente, en la alimentación sana. Los consumidores nos interesamos
cada vez más por eliminar de nuestra alimentación habitual aquellos productos ultraprocesados,
que quedarían para consumo cada vez más ocasional e incluir en nuestra dieta
habitual productos más sanos. Aunque cierto es que aún no queda muy claro qué
entendemos por sano, porque ahí cada cual sigue a “su experto” y pone la
barrera en diferentes lugares.
Esta tendencia llega también al pan. Hace algunos años,
en España, podíamos encontrar en las panaderías diferentes tamaños y texturas
de miga, pero prácticamente toda la gama estaba hecha con harina refinada
(blanca), y, residualmente, podíamos encontrar algún pan integral cuyo consumo,
no hace tanto, se asociaba con personas a dieta de pérdida de peso.
Hoy, en cualquier panadería ya sea independiente, cadena
o esté integrada dentro de cualquier superficie de alimentación, encontramos una
gran variedad de panes en cuya elaboración se emplean harinas diferentes de la
blanca, hasta el punto que muchas de estas gamas superan en variedad a los
llamemos clásicos, aunque según los panaderos los de harina blanca siguen
siendo líderes en ventas.
Hace unos meses que se realizó un estudio llevado a cabo
por un grupo de investigación en nuevas tendencias de consumo en las que
pretendía estudiar la reacción del consumidor ante la oferta de pan en tiendas
especializadas. Se seleccionó una muestra de ciento cincuenta personas en cinco
panaderías diferentes de cinco puntos de España, todas de la misma cadena para
que tuviesen la misma variedad de pan y similar experiencia de compra en
tienda.
Se usaron eye-tracking, cascos NIRS, pulsómetros,
galvanómetros y software de reconocimiento facial de emociones. Es curiosos
como un porcentaje muy alto, más del setenta por ciento, independientemente de
la variedad, compra aquel que está acostumbrado consumir. El pan es un artículo
de consumo diario, con lo que es una compra diaria, pero a la que se le dedica
poco tiempo. De ahí la importancia de la fidelización de los clientes en este
sector.
Del 30% que decidió su compra, todos atendieron a los
panes integrales, fijándose especialmente en aquellos que tenían
ingredientes especiales como pipas, semillas o pasas, provocando en este caso
una activación emocional significativa. Sin embargo, tras ver los ingredientes,
se producía una comparativa de precio, y de ese treinta por ciento, casi el
cincuenta por ciento terminaba decantándose por las variedades más baratas. Los
ingredientes especiales atraen, pero el precio sigue siendo determinante en un
artículo que es de consumo diario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario