No creo que a estas alturas a nadie le quepa la más
mínima duda de que el packaging es casi tan importante como el producto que
contiene. Está claro que un mal producto con un buen envoltorio podrá hacer
ventas, pero fidelizará poco, pero también un buen producto con un mal
packaging venderá mucho menos de lo potencialmente podría. El tándem producto
packaging puede ser clave para vender o arruinarse.
Cuando hablamos del sector alimentación, especialmente en
la charcutería envasada, muchas marcas plantean la misma duda. Si el envase no
es transparente, no se ve realmente la calidad del producto que hay en el
interior. Pero si el diseño del envase no es lo suficientemente atractivo, es
fácil que la competencia destaque más en los lineales y, por tanto, se lleven
más tajada del pastel. Por eso, muchos apuestan por envases mixtos, que son por
un lado transparentes o semi-transparentes, con otra cara opaca donde se
imprime el diseño además de los textos y símbolos que obliga la ley. De este
modo consiguen que se vea el producto a la vez que se destaca en el lineal.
Aunque la anterior es la solución más común adoptada por
la mayoría de marcas, no quiere decir que sea la mejor. De hecho, es la más
usada más porque se copian unos a otros que porque realmente se haya
investigado para llegar a esa conclusión. Por eso, pese a que esta práctica
está muy extendida entre todos, estudiar cuál es el packaging ideal sigue
siendo algo que preocupa a todo el sector. Precisamente una de estas marcas,
recientemente hizo un trabajo en el que con cascos NIRS, eye-tracking,
galvanometría y medición del ritmo cardíaco para estudiar la reacción de los
clientes ante los envases, llegando a una conclusión curiosa.
Cuando en la tapa se imprime una fotografía del
producto y el cliente abre el envase, éste compara la imagen impresa con el
producto real. Sin embargo, aunque parte posterior es transparente y podría hacer
dicha comparación antes de comprar, no suele hacerlo. Es más, la mayor parte de la muestra de más de
doscientos clientes entre 35 y 45 años (target de este producto) ni siquiera
miraba la parte de atrás del envase que permitía ver el interior y solo lo
hacían cuando abrían la tapa.
Una prueba más de que a veces algo es tendencia en un
sector, no porque sea lo ideal, sino porque alguien lo hizo alguna vez, incluso
cuando lo hizo a lo mejor fue útil, pero dejó de serlo y todos continúan
haciéndolo por imitación sin plantearse si es o no adecuado. Que lo haga todo
el mundo, no significa que sea lo mejor, a veces lo que ocurre es que todos se
copian muy bien entre ellos.
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